martes, 24 de noviembre de 2015

La literatura infantil no es para niños

La realidad mata es este vídeo de la conferencia de Pablo Albo (gracias, Jorge). No os lo perdáis, es impagable. La ficción alimenta, la verdadera literatura infantil no es para niños y sí,  la realidad mata.

lunes, 23 de noviembre de 2015

La ilusión legislativa en educación


Llamo ilusión legislativa a la ilusión óptica que se produce cuando un educador o persona relacionda con la educación lee o escribe proyectos educativos. Los vive de tal manera, confunde de tal forma palabra y realidad que la ilusión de que eso ocurre se hace patente en una imagen que se forma en su propia mente y  lo hace con-fundirse con la realidad.
Puede ocurrir que en el momento de escribir pase por la cabeza que aquello es irrealizable, pero los deseos de que aquello se haga realidad son tantos que no puede reducirse a eliminarlo. Pasa lo mismo con las órdenes. Cuando ordena cómo se harán las cosas y los procedimientos educativos que se han de realizar, no es que recomiende u ordene que eso se haga así, es que piensa que efectivamente a partir de ese momento todo el mundo operará de esa forma. Por fin se ha dicho cómo debe ser el mundo (educativo; lo demás no corre de mi cuenta). Luego no ocurrirá, pero eso es otra cosa, ese es otro momento, eso no cuenta en Andalucía.
El problema de la ilusión legislativa es doble, primero porque es una ilusión de ilusos (ilusión donde las haya y solo ilusión) y segundo porque es legislativa, es decir, concibe la educación como un ordenamiento que debe acatarse y eso debe ser así porque sólo hay una forma de encararla. Ser bueno consiste en decir sé bueno o cómo se dice que sean buenos. Ser igualitario es escribir cómo se escriben las leyes para que las mujeres y los hombres se comporten igualitariamente. Las palabras son tan "ilusionantes" que a veces dejan menos dudas que los actos, en contra de toda evidencia. Una palabra bien dicha no puede ser malinterpretada; un acto, sí.
Normalmente esta legislación no cuenta con todas las garantías y tampoco le importa porque su tendencia dictatotrial viene avalada por la altura de miras que la hace una orden superior imposible de mejorar. Es como el derecho al trabajo o la vivienda en la constitución, los derechos humanos en general o los del niño o la prohibición de dar siquiera un cachete a tu hijo. Sólo legislar eso ya les hace sentirse en tal estado de santidad que la ilusión legislativa ciega cualquier atisbo de realidad.
No podemos cambiar la realidad: cambiemos solo las leyes. No podemos cambiar la educación, cambiemos por lo menos las programaciones. No podemos cambiar la escuela, cambiemos por lo menos los blogs de aula. No podemos alterar el sistema, alteremos al menos los nervios, elevemos la tensión arterial...
Es la ilusión de las maquetas, de la cobertura de chocolate, del autoengaño. Cuando toque evaluar, habrá siempre calidad: que era un desideratum que algún día se alcanzaría, que era algo que los demás no han cumplido pero sí poco a poco, que es lo que nos da dignidad, que se ha avanzado mucho ya aunque no se haya conseguido todo...

No podemos cambiar la realidad: cambiemos solo las leyes. No podemos cambiar la educación, cambiemos por lo menos las programaciones. No podemos cambiar la escuela, cambiemos por lo menos los blogs de aula. No podemos alterar el sistema, alteremos al menos los nervios, elevemos la tensión arterial... 
La mayor ilusión legislativa entre todas tal vez sea la de elevar la edad de escolarización obligatoria hasta los 16 años si se compara con el abandono y la falta de posibilidades de muchos de los estudiantes desde ese momento lo mismo que antes.
La ilusión legislativa es común a muchas formas de vida humana: la vida política, la vida empresarial, la vida educativa... Sin embargo, en la vida educativa es una perversión malsana porque no sólo sirve de ilusión creando espejismos de lo que no ocurrirá sino que crea velos y tinieblas sobre lo que realmente ocurre para que no sea apreciado. Este engaño es fácil de mantener: para triunfar en los logros de la escolarización basta con apelar al número de matrículas, basta con devaluar las matrículas hasta ofrecerlas en saldos de forma que lleguen a todo el mundo. Así conseguiremos la educación universal. Y los indicadores evaluadores de los neoliberales darán la razón a los datos de la política de izquierdas radical cuando se quiera. Es esa la perversión de la ilusión legislativa: poder regañar a los evaluadores de ranquin y después ofrecer cifras de los avances nominales de gente apuntada que no estudia. El imaginario se vuelve educación imaginaria por la cual el dato es tanto más valioso cuanto más me imagine mis imágenes y la imagen es tanto más real cuanto más se asemeje a mi careta aunque la foto sea de un mono.
Sé que es contradictorio lo que digo, pero es que sin ilusión no se puede educar, maldita sea.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Recomendaciones para semipresencial I: para el alumnado

Aquí añado las recomendaciones en enseñanzas de la modalidad semipresencial para el alumnado que son las primeras que aporto. Forman parte de mi contribución a los materiales que entregué en un encuentro que organicé para profesorado de semipresencial en Educación Permanente de personas adultas en Córdoba y que entregué impreso en una publicación que he titulado Súbito semipresencial.

Autorregulación del aprendizaje


Esto es lo que en Psicología se conoce como desarrollo metacognitivo, este desarrollo conlleva ser consciente de la forma de aprender o estudiar y por tanto, aplicar las mejores formas, evitar errores y dominar estrategias. Generalmente, el desarrollo metacognitivo se basa en tres habilidades: la estratégica (saber procesos para lograr un fin; por ejemplo, cómo comprender un texto si resumiendo o haciendo un esquema o ambas cosas según proceda), la planificadora (saber cuándo, cómo y dónde debe aplicar una estrategia concreta o realizar una tarea, y la autoevalaudora, que evalúa todo el proceso de estrategi y planificación hasta su resultado.
Algunos alumnos y alumnas nunca se han planteado esto y o no usan estrategias o las que usan son productos de malas costumbres adquiridas.

Contar o proponer acciones extraescolares o complementarias


Comentar o proponer en el foro actividades extraescolares que se hagan en sitios cercanos a los que puedan acudir el alumnado o actividades virtuales así como de medios de comunicación que puedan ser compartidos -animarlos a asistir a exposiciones, conciertos, películas, documentales, eventos deportivos...- hace que el alumnado se sienta tratado más como persona; además, el profesorado transmite la imagen de que se preocupa realmente por su aprendizaje más allá de las obligaciones estrictamente académicas.
El profesorado puede relatar su experiencia en el evento o animar a que el alumnado la relate.

Usar bases de orientación y autoevaluación


El alumnado necesita tener conciencia de lo que aprende y saber orientar su aprendizaje. Se llaman bases de orientación a las instrucciones detalladas paso a paso que orientan con exactitud una tarea concreta. En realidad, es lo mismo que una pauta de autoevaluación formulada de otra forma. La autoevaluación como base de orientación debe ser proporcionada al alumnado antes de realizar la tarea para que tenga conocimiento exacto de qué tiene qué hacer, cuándo y cómo.
Las rúbricas, escalas de observación o, listas de control son formas de pauta de autoevaluación que sirven perfectamente para construir una base de orientación. En la base de orientación se expresa como órdenes lo que en la autoevaluación se expresa como pregunta o realidad ya hecha.
Por ejemplo: haz esto y luego lo otro (base de orientación); ¿haz hecho esto?¿Haz hecho lo otro? (autoevaluación).


Ser consciente del problema del perfil adecuado


Algunos alumnos o alumnas escogen la modalidad semipresencial por motivos espúreos cuando en realidad no cumplen con el perfil adecuado para esta modalidad de enseñanza. El alumnado puede guiarse por una idea preconcebida que hace de la semipresencial una enseñanza fácil para quien no tiene tiempo en la que podrá hacer las cosas cuando quiera sin mucho conocimiento tecnológico.
Esto no implica desanimarlo pero sitúa el problema en su lugar. Es bueno que el alumnado esté avisado previamente de esas características del perfil y de que aun no cumpliéndolas, se le va a ayudar a aprender.
El alumnado debe situar su problema con exactitud y ser ayudado por el tutor en esta orientación porque los problemas pueden ser de muy diversa índole. Lo principal es ver los problemas como retos para que no resulten incapacitantes.

Evitar la despersonalización

 
En la enseñanza presencial aunque se esté en grupo en algún momento el profesorado deberá atender personalmente de forma separada aunque sea poco tiempo a cada alumno o alumna. Este hecho no se produce en la semipresencial si no se tiene en cuenta especialmente y no sólo para la corrección de tareas señalando errores.
Que participen en el foro contando cuestiones personales relacionadas con el curso o en las clases, ayuda a sentirse individuo no sólo una parte de un grupo numeroso. Por eso es tan importante la comunicación relacionada con tareas personales tanto en público (foros o clase) como en privado (mensajes privados) porque será el momento en que el alumnado se sienta protagonista y eso en semipresencial puede ocurrir pocas veces, además de que hay alumnado que aun necesitando ese trato no lo recibe por su timidez o introversión que le hace exponerse poco públicamente o responder menos de lo debido a las interacciones posibles.
La lucha contra la despersonalización se consigue también fomentando el trato entre el alumnado de manera que se creen lazos personales.

Disponer de modelos o guías
 
Además de las bases de orientación y los instrumentos de evaluación y autoevaluación, es bueno disponer de modelos (incluidos buenos y malos; lógicamente comentados o corregidos) de alumnado precedente o de otro tipo de prácticas. Es lo que encontramos, por ejemplo, en la EOI de Coín (Málaga) que en su wiki presenta junto a multitud de ejercicios, pruebas realizadas por los estudiantes resueltas incluso con sus errores corregidos. Además de la sensación de acompañamiento que da saberse precedido por personas que han tenido problemas similares o han sabido resolver exitosamente el estudio a pesar de las dificultades, ver modelos resueltos reales resulta convincente y estimulante:

Proporcionarles herramientas de gestión del tiempo


La mayoría de los estudiantes de semipresencial tienen problemas severos de tiempo. En la cultura mediterránea se tiene poco sentido de que se puede aprender todo, incluida la organización del tiempo. Se cree que es una habilidad que nace de dentro espontáneamente y no algo que puede mejorarse conscientemente como cualquier otro comportamiento.
Las herramientas para gestionar el tiempo son, sin embargo, muy populares en ciertos ámbitos. Proporcionarles ideas de herramientas puede ayudarles al menos a ser conscientes de sus defectos en la gestión del tiempo que es el principio de la solución y dar el paso a tomar determinaciones de cambiar su forma de gestionar tiempos y espacios en los que estudia o hace las tareas.
Por ejemplo, en la siguiente herramienta de autoaprendizaje para gestionar el tiempo de estudiantes universitarios (http://www.uca.es/recursos/doc/Unidades/Servicio_Atencion_Psico/890083439_2542013172137.pdf) se dan test, pautas, consejos para ser conscientes de los defectos y aprender a organizarlo mejor. No es necesario que el alumnado siga todas las actividades que propone esta unidad, basta con que extraiga alguna enseñanza que pueda servirle. Es solo una herramienta de muestra sencilla como “el pomodoro”.
Como cada alumno o alumna tiene perfiles y problemas diferentes, podemos proporcionarles herramientas diversas para que hojeen, escojan o simplemente tratar el tema y que ellos mismos propongan recursos que les han resultado útiles, como puede ser la técnica GTD:

Conocer y respetar la netiqueta


La cortesía en las interacciones digitales se conoce como netiqueta. Aunque es en realidad de sentido común y no es frecuente que se vulnere, el problema de las interacciones virtuales es que a veces se desconoce el efecto interpretativo que puede tener en los receptores porque mientras en la conversación presencial pueden evitarse rápidamente malentendidos, en la virtual, más aún cuando es asíncrona ( es decir, sin que coincidan los interlocutores al mismo tiempo como en los foros que son asíncronos, frente a los chats que son sincrónicos porque coinciden), los malentendidos pueden ser irreparables.

Disponer de exámenes simulados


A todo estudiante lo que más le preocupa es el examen y si es final, más aún. Disponer previamente de exámenes de años anteriores o hacEr simulaciones puede ayudar a hacerse una idea más exacta de cómo se van a sentir en el acto real. Algunas personas necesitan un entrenamiento previo para enfrentarse a la situación final que suele crear gran estrés.
Ciertamente, los exámenes previstos tienen también un problema ya que el alumnado se enfoca a la prueba y no al aprendizaje de la materia incluso descuidando aspectos importantes del contenido que por alguna razón se sabe que “no van a caer en el examen”. A pesar de ello, teniendo en cuenta esta prevención, simular en alguna medida y conocer la naturaleza de la prueba con exactitud es adecuado. En algunos casos, la preparación se produce gradualmente, disminuyendo el tiempo o las ayudas hasta realizarla sin ayuda y en el tiempo que legalmente esté establecido.

Disminuir la sensación de trabajo excesivo


Una de las condiciones típicas del aprendizaje no presencial u online (y el semipresencial lo incluye) es la sensación de trabajo excesivo respecto al aprendizaje presencial.
Esta sensación puede tener una parte cierta porque las horas de apoyo recibidas por personal experto (profesorado) o por pares (compañeros y compañeras) son mayores, sin embargo, en ocasiones esta sensación es completamente subjetiva y no se corresponde con la realidad. Por ejemplo, en el tiempo, el alumnado de cursos on line puede tener mayor sensación de horas dedicadas que si hubiera realizado el curso presencial y por el contrario, cuando se cuentan las horas resulta no ser cierto.
Gestionar el tiempo comienza por hacerse consciente de su uso, por contabilizarlo. Si se hace así, puede ser que nos demostremos que no estamos dedicando tanto esfuerzo. Conocer los efectos subjetivos de la soledad de la formación a distancia es también una forma de autoconocimiento como aprendiz y como persona. Concienciar sobre la intensidad como forma de efectividad de manera que lo que un alumno puede aprender con 30 horas presenciales a la semana más diez no presenciales de tareas en casa pueden reducirse a pocas presenciales y diez de tareas en casa gracias a la efectividad del trabajo realizado.

Soporte técnico


Ya que la semipresencial usa la enseñanza a distancia, los contenidos de soporte técnico, es decir, los relativos a las TIC, a la plataforma y las interacciones con los contenidos digitales tienen que estar presentes en el aprendizaje. Disponer de tutoriales y guías solventes sobre cualquier aspecto técnico de este tipo es fundamental.
En el menú situado en la parte inferior de la pantalla principal de MOGEA/CREA existe un apartado de documentación que incluye guías y tutoriales para orientar al alumnado (y también al profesorado) en el aula virtual y en los materiales convencionales. Algunos centros, como el IES Los Pedroches, entregan material en papel a alumnado y profesorado de manera que lo tenga siempre presente y muchos usan sitios particulares del centro o del profesorado para que el alumnado tenga acceso a tutoriales específicos o ayudas de soporte técnico necesarias. Además es aconsejable disponer de canales para solventar este tipo de dudas como formularios de incidencias o foros de ayuda

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cobrar más por lo que ya cobras en educación

Estos días se ha levantado una polvareda notable a propósito de un libro que nadie ha leido y todo el mundo comenta. Yo no he leído el libro y probablemente no lo voy a leer (no por nada, sino porque no entra por ahora en mis prioridades de lectura aunque me parezca una lectura recomendable para quien quiera comentarlo) de manera que en modo alguno voy a referirme a él ni a lo que se diga o se dice que se dice o se comenta sobre lo que se dice que se diga entre otras cosas porque suele ser chisme infundado o interpretado y "fecho al ytálico modo", o sea, el de "y tal y tal y tal..."
Sea cual sea el origen -que para el caso no importa lo más mínimo- la pregunta es si el profesorado "bueno" debe cobrar más que el "mal" profesorado con todas las salvedades sobre qué sea eso de buenos y malos.

La educación en el far west


Empezamos mal, pensando que esto es cosa de buenos y malos. Cuando se habla de evaluación del profesorado hasta los profesores se dejan llevar por la malsana creencia de que evaluar es aprobar o suspender y que por ello, hay profesoras y profesores que aprobarían si se les evaluara o suspenderían en su caso. Esto es simplemente una mamarrachada, por usar un término culto (si usáramos un término vulgar, sería una g...).
La película del espagueti western está servida porque el feo -la Administración a quien tanto les gusta los funcionarios endiñar todas las culpas para que no los confundan con ella- cuadraría el triángulo maldito.
Evaluar al profesorado no significa clasificarlo como bueno o malo, significa calibrar los efectos de su perfil profesional a partir de indicadores de su desempeño y en ese sentido todos podemos tener variables buenas y malas, más buenas y más malas porque hay que evaluar muchas cosas.
Lo malo, malo, malo, es que la única variable sea constante y entonces no es que sea evaluación es que es calificación, algo totalmente distinto. Si al profesorado se le califica según una sola variable -por ejemplo, los resultados- entonces obtenemos una calificación simple que no nos dice nada y de nada sirve y mucho menos para elevar el salario.

Cobrar más no es cobrar dos veces


Que hay que evaluar al profesorado: por favor, ya tardan. El profesorado debe ser evaluado como todo trabajador o empresario, pero además, siendo una profesión de desempeño tan sensible no tiene más remedio que aceptar ser de las primeras en ponerse a disposición de la sociedad y su dictamen.
Creo que es un dato suficientemente atestiguado que la falta de evaluación y la evaluación torticera cuando ha existido ha generado una selección y una formación perversa del profesorado en Andalucía, y por extensión en España. Una formación que no es que primara los conocimientos enciclopédicos por encima de la práctica pedagógica y educativa, es que despreciaba la práctica por encima de todo tanto en la formación inicial como en el desempeño inicial o bien la sometía al dictamen de su amo en los centros privados.
¿Debe cobrar más el profesor bueno que el malo? ¡Cómo qué! Si existieran, el profesor bueno sería el único que debería cobrar porque el otro u otra debería estar en otros trabajos. Esa debería ser como mucho la discusión: cómo seleccionar y promocionar al profesorado, no cómo agasajarlo pecuniariamente.
En todos los trabajos se cobra por hacer las cosas bien, por hacerlas como se debe. No puede pagarse más a unos que a otros por el simple hecho de considerarlos mejores profesionales en el mismo desempeño.
Cuidado: he visto injusticias atroces, como personas que cobraban más y se les promocionaba a pesar de que se conocía y manifestaban sin ocultarlo que realizaban su trabajo muy por debajo de sus obligaciones. Yo no tengo que cobrar más por eso: es él quien debe abandonar su puesto de trabajo si acaso.
En ocasiones se habla de conceptos por los cuales deberían pagarnos. ¿Y quién nos dice que no cobramos por ello? Por innovar deberíamos cobrar; por corregir algunos exámenes extraordinarios deberíamos cobrar... No me voy a meter ahora en derechos laborales, pero ¿quién te ha dicho que la innovación no está ya en tu nómina? No estamos hablando de un trabajo extraordinario completamente, estamos hablando simplemente de tu obligación como profesora o profesor de estar al día, incluso más al día.
En una ocasión cuando fui a comprar una bombona a la gasolinera, el trabajador se quejó de que tenía que venderlas además de atender los surtidores por el mismo salario. ¿Y si ahora ya no tienes que surtir a los coches y debes estar tras la caja cobrando y regalando barras de pan te negarás a realizar tus servicios con el mismo horario y las mismas condiciones simplemente porque las gasolineras han cambiado su modelo de negocio? Ignoro la problemática de las gasolineras y no quiero meterme en otra polémica, sólo quiero poner de manifiesto que en todos los trabajos, los roles van cambiando y especialmente en la educación, aunque nos pese y nos revuelva, cambiar, innovar -no trabajar más o menos que es otra cosa- no sólo forma sino que debe formar parte de nuestro servicio público, con los límites de lo humana y laboralmente posible.
Repito: cobrar más por hacer tu trabajo es cobrar dos veces. No es el camino según mi opinión para mejorar la educación.

Carreras que se acaban pronto


El ser humano es un ser que vive de objetivos, que vive de proyectos (y no necesariamente competitivos), es un ser que o vive cargado de futuro o vive en la depresión, la melancolía del pasado y el no future. Las carreras se nutren de muchos premios y logros, no sólo de dinero y agasajos. La carrera docente no es carrera, no existe, no tiene objeto, tiene fin pero no tienes fines. Hay que enriquecer esos fines, esos logros, esos saltos, esos triunfos porque no estamos hablando de una profesión cualquiera, es una profesión artesana, técnica, creativa, rebelde, meticulosa, sensible que muere cuando se repite a sí misma. ¿Eso se consigue solo con dinero? Creo que no. Todos los que sueñan con la lotería, sueñan con no trabajar y aquí estamos hablando de trabajar más y mejor: no des premios de lotería porque conseguirás lo contrario de lo que pretendes. Cobrar por el desempeño, bien; cobrar por lo completamente extraordinario, vale; cobrar más por hacer bien el trabajo que ya te pagan, no.

Estamos hartos de jueces y parte


El colmo es que quien no solo es parte del problema sino serio sospechoso de culpabilidad absoluta pretenda ahora imponer justicia. Si resulta que la supuesta evaluación del profesorado la va a hacer la misma universidad que ha provocado la catástrofe, que dios nos coja como quiera porque yo no pienso ni confesarme.
Una universidad que sigue seleccionando a su profesorado de aquella manera  -el universitario modo-, una universidad que ignora lo que es la educación porque en muchas especialidades ha querido negarla rotundamente -nosotros no preparamos a profesores; nosotros no somos una academia de maestros-, una universidad que ni se sonrojaba cuando un alumno de Barcelona les echa en cara que la única innovación que habían hecho había sido pasar de los folios amarillentos a los powerpoint copiados, una universidad que todavía no sabe por dónde va la primaria ni la secundaria y que cree que esas etapas serán probablemente serviles sistemas propedéuticos y así deberían seguir (la educación de personas adultas como que no existe), una universidad quejosa de lo que les llegaba pero que nunca supo nada de lo que salía (opositores ignorantes ante tribunales asombrados de su incompetencia).
¿Es esa universidad la que va a liderar la evaluación y regeneración de la educación en este país? Pues vamos dados. Habrá otras universidades que puedan hacerlo, y tanto, y tan valiosas, pero lo peor de ellas, pero lo peor de ellas, es que están allí, allí mismo.

La distancia del ascua a la sardina


Ojalá conociera la ciencia del espeto pero lo cierto es que por más que me gusten no sé si son producto de la sardina, del ascua, del espetero, del viento del día, o del acierto del chiringuito calculando correctamente su valor en la carta. Y mientras tanto, las ascuas bailan al son del que más puede. El poder: algo que tienen los poderosos; no sólo los ricos, ¡los poderosos!. Como poderoso es un portero cuando no te deja entrar; como poderoso es un mafioso que te manda aniquilar, a pesar de que sean decisiones de calibre diferente, como poderoso es un sindicato progresista que impide las innovaciones que los progresistas piden (o al revés, tanto da) . En la educación, los poderosos, como es una cuestión esencialmente política -ojo, la educación es esencialmente política; no tangencialmente, o además, o también o fundamentalmente; no, aquí la educación es pura y llanamente politica. Tampoco ideología (¿ideología? ¿ideas? eso es una paparrucha: política,¡joder!)-. Pues es imposible discutir de educación, se discute de política, pero no dejan que discutas de educación o sobre la educación, ni siquiera sobre el aprendizaje.
Los partidos se hacen sus narraciones (todos tenemos ideas de qué partidos han impuesto incluso esas narraciones nacionalistas o sectoriales en la educación que han dominado políticamente) y no aceptan ninguna educación que no vaya de su cuento. Así, por ejemplo,  se argumenta que eso sea neoliberal, o economicista, o retrógrado o revolucionario, destructivo, de izquierdas... un lenguaje llevado a su sardina. Nada de aprendizaje, de educación, de enculturación, de cultura, de conocimiento, de ciencia, de sabiduría, de crecimiento emocional, no.
Lo peor de todo es el dichoso sentido crítico, supuesto nirvana estudiantil al que debemos tender y que consiste en ser crítico...con el partido contrario, con la ideología del otro. Nada de aceptar críticas que es algo reservado a los demás (y hablo de ser crítico, no un troll, que estos se creen críticos encima).
Para mí que todos los partidos son franquistas porque heredaron su afán manipulador de la enseñanza salvo que piensen "libremente" lo que ellos quieren. Y es una herencia costosa porque venir de una educación manipulada ha hecho manipuladores a los educadores en cierta forma, les ha obligado a pensar que la única manera de promover valores es enseñarlos en la institución educativa y todos han caido en la trampa -incluida la iglesia católica que parece estar muy cómoda por otro lado en el papel de presencia ideológica aunque no evangélica-.

El hielo que quema


Cientos de educandos en el franquismo y el nacional-catolicismo han dado ateismos, regionalismos, europeismos, libertalismos y liberalismos, igualitarismos, revolucionarios y poses disruptivas, en un fogonazo procedente de la más helada educación dictatorial. Y hete aquí que los jóvenes criados o malcriados o nacidos o biennacidos en democracia ahora resultan ser machistas, racistas, egocéntricos y obesos según se empeñan en demostrar hasta porcentajes inesperados al menos según los gastos de que fueron objeto para conseguir todo lo contrario.
Todas unas generaciones quemadas en el árido hielo de la falta de libertad para aprender a tener una libertad que no aprendieron quienes la tuvieron y obtuvieron después. Por eso queremos obligarlos a ser libres. Hay que obligarlos sea como sea. Y yo sé cómo hacerlo, a lo mejor no sé educarlos o que aprendan, pero sé hacerlos como deben ser, como yo te diga.

El hartazgo educativo


Como ya nada está oculto, las familias y los pueblos no ocultan que no tienen tiempo para la educación y que eso debe ser un trabajo solamente. Que no saben hacer cuentas, será del coelgio. Que se acostó con el compañero, el colegio debe ser. Que hay que prevenir el SIDA, que lo enseñen en los colegios. Que la carne procesada es mala, que lo enseñen... (bueno, eso depende, sólo si el pueblo es agrícola o industrial pero no ganadero; bueno y si es ganadero que enseñen lo contrario). Que hache por be, que lo enseñen en los colegios, que churras por merinas, que lo enseñen en los colegios...
Paises sin asociacionismo ni culturas de aprendizaje rico, poco pueden confiar más que en las escuelas. No hay nada que no se haya propuesto enseñar en la escuela, una señora gorda harta de materias a la que se le exige que se olvide de las materias (aunque no de los materiales), qué sinsentido.
Un pais paradójico que quiere ser coherente: esa es la paradoja.

Negro sobre blanco


Por todo ello, para mí, el profesorado no debe cobrar más por hacer bien su trabajo: es que debe hacerlo bien y si no, no debería dedicarse a esta profesión si además no intenta mejorar. Para ello, es imprescindible una evaluación que no es una clasificación del profesorado sino una retroalimentación del desempeño de su perfil para proporcionar oportunidades de crecimiento y mejora fundamentalmente a base de una carrera profesional que estimule el desempeño específico.
Nunca lograremos esto mientras la educación esté tan exageradamente ideologizada. Educar es política pero no partidismo. El pasado nos enseña que las manipulaciones pueden volverse en contra de lo que uno desea y sobre todo que no se puede derivar a la educación la cantidad ingente de necesidades educativas de la gente como no podemos derivar a los médicos la observancia de unas costumbres sanas o una dieta adecuada. No tenemos una tradición de país educado y educador en el sentido enculturador académico que solemos dar a la cultura y conseguir eso no pasa solo por la educación como macroestructura, pasa por muchas más instituciones que no forman parte de lo que hoy llamamos educación y que por el contrario tienen una influencia atroz (y no quiero señalar) y nadie las señala (cuando hablan de educación).
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