jueves, 24 de enero de 2008

Apuntes apuntes y apuntes de texto

Nunca he entendido por qué se llaman libros de texto si últimamente tienen más ilustraciones que letras. Los libros de texto se han iluminado en colores -más que los códices medievales-, han alcanzado altos precios y han sido objeto de las más feroces críticas, sin embargo, ahí siguen (y seguirán, incluso con competencias). Cierto que ha habido quien los defiende -creo que uno fue Bruner, si no recuerdo mal-, pero por oposición, por ejemplo, a los apuntes con los que los une la misma orientación de material rígido y único. Estos apuntes por paralelismo deberían llamarse "apuntes de texto" ¿no?
Los apuntes, los auténticos, los que el profesor pronuncia, los apuntes-apuntes son una delicia del folclore al que los une la invención estudiantil.
¿Alguien sabe quién es la Bella Neda? ¿Alguien ha leído alguna vez una obra titulada Mariana de Berceo, o sabe quién es el especialista en Calderón Juan López? Naturalmente, no. Ambos son errores típicos de los apuntes. El primero me lo contó mi profesora de Literatura Romántica, riendo al ver cómo había escrito una estudiante el nombre de la autora que ella explicaba: Gertrudis Gómez de Avellaneda, a la que terminó llamando por repetición la Avellaneda (la Bella Neda para la estudiante). La otra equivocación la encontré yo en un alumno mío que había interpretado mi referencia a la obra dedicada a la virgen María (obra mariana) como el nombre de una mujer de Berceo (así "la obra mariana de Berceo" se había convertido en "la obra Mariana de Berceo"; ¡lo que hace una mayúscula!). El lenguaje oral tiene esas cosas. Alberti contaba la transformación que una criada de su infancia hacía de una letra popular en la que María le decía a José cuando volvía del trabajo: "acuéstate en el pozo, que vendrás cansado". A Alberti le hacía dudar sobre la bondad de la virgen que mandaba a dormir a ese sitio tan poco adecuado al marido cansado. Con el tiempo, encontró la auténtica versión que decía: "acuéstate, esposo, que vendrás cansado". Y no me olvido de Juan López, el nombre en que se convirtió Wardropper al pasar de boca en boca en un examen de Literatura barroca al que se ve que muchos estudiantes de Filología no iban suficientemente preparados.
Estos errores, por tanto, son los errores de copista del que todos podríamos poner múltiples ejemplos. Son los apuntes apuntes, no los apuntes de texto que el profesor ya da fotocopiados y que no dan lugar a expresiones del tipo ¿podría repetirlo? ¡pere, pere, pereunmomentín! ¿cómo ha dicho? Estos apuntes-apuntes constituyen una fuente de conflicto repetido: ya tenéis edad de saber tomar apuntes, a estas alturas no me paro a dictar o el que se quede atrás que lo copie después. En definitiva, una más de las habilidades que se supone que el alumnado ha debido aprender por generación espontánea en una serie de años en los que jamás se le enseñó a hacerlo. Resulta curioso por ambas partes. Curioso que la mayoría de los alumnos y alumnas no sepan ni imaginar la más mínima estrategia espontánea para tomar apuntes rápidamente. Curioso que los profesores y profesoras conociéndolos se vayan a creer que por madurez ya debían saber hacerlo. Nada es evidente, nada es producto de la maduración, nada es espontáneo en la educación. Esta idea también necesita una crítica, pero para no desviarnos, hoy nos vamos a centrar en el hecho de que en la educación confiamos al curriculum oculto habilidades que no es capaz de desarrollar. Todo debe enseñarse explícitamente, y si no se enseña, difícilmente puede evaluarse -en contra de lo que normalmente se hace-. Una de las cosas que deben enseñarse es a tomar apuntes. Pero no sólo apuntes de apuntes-apuntes, sino apuntes de un libro de consulta, de una búsqueda de internet o de una lectura de prensa.
Un protocolo posible sería el siguiente:
- Apuntes de texto escrito (anotaciones al margen, por ejemplo).
- Apuntes no simultáneos (escucha de fragmento, redacción en silencio, lectura, corrección).
- Anotaciones simultáneas (de conferencia, escucha continua, toma de notas relevantes, redacción y discusión).
- Apuntes simultáneos (exposición continua y toma de notas literal).
¿Me he explicado o tengo que repetir algo?

1 comentario:

  1. Yo también soy Profesora de Literatura, en Montevideo, Uruguay. Dicto la materia en 3er año del ciclo básico, es decir que tengo alumnos de alrededor de 15 años que ven por primera vez la asignatura.Aquí pasa exactamente lo mismo con los apuntes. Disfruté leyendo su artículo y me sentí identificada. Un saludo desde aquí

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