jueves, 6 de septiembre de 2007

¿Libros de qué?

Nunca he entendido por qué se llaman libros de texto si últimamente tienen más ilustraciones que letras. Los libros de texto se han iluminado en colores -más que los códices medievales-, han alcanzado altos precios y han sido objeto de las más feroces críticas, sin embargo, ahí siguen (y seguirán). Cierto que ha habido quien los defiende, pero por oposición por ejemplo a los apuntes con los que los unen la misma orientación de material rígido y único.


¿Alguien sabe quién es la Bella Neda? ¿Alguien ha leído alguna vez una obra titulada Mariana de Berceo? Naturalmente, no. Ambos son errores típicos de los apuntes. El primero me lo contó mi profesora de Literatura Romántica, riendo al ver cómo había escrito una estudiante el nombre de la autora que ella explicaba: Gertrudis Gómez de Avellaneda, a la que terminó llamando por repetición la Avellaneda (la Bella Neda para la estudiante). La otra equivocación la encontré yo en un alumno mío que había interpretado mi referencia a la obra dedicada a la virgen María (obra mariana) como el nombre de una mujer de Berceo (así "la obra mariana de Berceo" se había convertido en "la obra Mariana de Berceo"; ¡lo que hace una mayúscula!).


El lenguaje oral tiene esas cosas. Alberti contaba la transformación que una criada de su infancia hacía de una letra popular en la que María le decía a José cuando volvía del trabajo: "acuéstate en el pozo, que vendrás cansado". A Alberti le hacía dudar sobre la bondad de la virgen que mandaba a dormir a ese sitio tan poco adecuado al marido cansado. Con el tiempo, encontró la auténtica versión que decía: "acuéstate, esposo, que vendrás cansado".

wardropper juan lópez



Estos errores, por tanto, son los errores de copista que se suman a los errores de concepto que el texto dictado (sea libro, sea apunte) puede presentar. Juan Madrid se quejaba en una ocasión de la expresión constante en los libros de texto "expulsión de los judíos en 1492". Una expresión falsa si se compara con la correcta que probablemente no aparece en ningún libro de texto español: "expulsión de los españoles de religión judía".


No puede negarse que los libros de texto presentan su ideología, como aquellos que hablan de la Confederación catalano-aragonesa, no como un concepto, sino como el nombre de una entidad histórica que no aparece en ningún documento antiguo (es decir, que es simplemente un invento moderno elevado a la categoría de nominalismo-realismo histórico).


Las denominaciones nuevas de hechos catalogados tiene siempre un algo de descubrimiento y un algo de tabú, aunque esto siempre lo niegan los inventores de la denominación.


Pero vamos a la cosa: los libros de texto. Personalmente no me encuentro cómodo con ellos, pero no pretendo instalarme en la superioridad de quienes los usan -yo los he usado muchas veces y probablmente los usaré-. A veces la crítica que reciben me parece







son estructurados, ordenados ¿? meter lo sde la ponenecia que hice











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